martes, 12 de mayo de 2009

ORIGEN DE LOS ELFOS



La literatura fantástica moderna ha recuperado a los duendes como una raza de seres semi-divinos, de estatura humana. Los duendes ficticios difieren de los duendes descritos por la mitología nórdica, aunque ambos se vinculan con creencias populares. Sin embargo, los personajes mitológicos tenían pocas probabilidades de entrar por la noche para ayudar a un zapatero a reparar sus zapatos atrasados…

Los duendes de austero estilo nórdico y estatura humana fueron introducidos por Paul Anderson en su novela fantástica “La espada rota”, hacia 1954.

Este autor fue uno de los precursores en recuperar la figura “duendesca” para la ficción contemporánea, aunque su obra resultó más tarde eclipsada por las criaturas de Tolkien, también durante el siglo XX.

Los duendes del irlandés Tolkien fueron concebidos como una raza de seres con aspecto similar al de los humanos pero más justos y sabios, con grandes energías espirituales, sentidos más agudos y una empatía con la naturaleza.

Para Tolkien, los duendes eran maravillosos herreros y guerreros feroces, pero por una buena causa. Los elfos de la Tierra Media eran inmortales: no eran vulnerables a las enfermedades ni a los efectos de la vejez.

Aunque podían morir en batalla igual que los seres humanos o fallecer de pena, sus espíritus iban a vivir a una tierra bendita, en la región occidental, llamada Valinor. Por el contrario, las almas de los seres humanos salen del mundo enteramente.

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