miércoles, 27 de mayo de 2009

LOS DUENDES Y SAN PATRICIO



Los duendes y en especial los Leprechaun son parte de la simbología popular de esta festividad de San Patricio. Los antiguos relatos que de boca en boca han llegado a nuestros días, hablan que los duendes te visitarán por las noches, pellizcándote las piernas, si no luces algo de color verde el día de San Patricio.

El leprechaun, es el duende característico de Irlanda; su nombre que deriva de la palabra irlandesa luchorpan que significa “el cuerpo pequeño.” Un leprechaun es un hada que toma la apariencia de una miniatura de hombre viejo. Leprechauns son criaturas solitarias y se pasan su tiempo fabricando zapatos. Si caminas por los bosques de Irlanda, el Día de San Patricio y tienes la oportunidad de escuchar el sonido de un martillo, es por que hay un leprechaun trabajando.

Si logras capturarlo, tendrá la obligación de llevarte al escondite de las monedas de oro, mas, cuidado, por que son muy hábiles y si lo perdés de vista desaparecerá al instante.


Otra leyenda cuenta que San Patricio, tras haber fundado su primera iglesia, invitó a los paganos celtas a convertirse al cristianismo. Tras llevar a cabo varios milagros, la fe cristiana comenzó a ganar adeptos en Irlanda. Los druidas, siendo sacerdotes de los dioses paganos, vieron ésto con alarma. Se cuenta que invocaron una tropa de duendes y la enviaron a la iglesia con tal de hacer la vida imposible a San Patricio y a los desertores, ahora cristianos. Los feligreses comenzaron a quejarse que los duendes no los dejaban rezar y hacían un sin fin de desmanes en el templo, por lo que San Patricio decidió hacerles frente, sabiendo que era obra de los druidas. Una vez dentro del templo, les enfrentó con las siguientes palabras: "En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso, espíritus impuros", y fue así como San Patricio desterró a los duendes de la iglesia.

Es por eso que en Irlanda la imagen de San Patricio es muy utilizada para exorcismos de duendes y protección contra éstos, ya que los duendes no soportan la imagen del hombre que les desterró de la casa de Dios

lunes, 25 de mayo de 2009

hadas solitarias y sociables



Existen numerosas historias de seres humanos secuestrados en el “Reino de las Hadas”, especialmente bebés, niños, jóvenes niñas atractivas y músicos. En numerosos relatos folklóricos, cuando un bebé es arrebatado de su cuna se le atribuye está acción a un duende travieso.

Los duendes suelen ser criaturas atractivas, que mantienen amoríos con damas humanas. Sin embargo, se cree que los besos de estos duendes pueden resultar mortales. Muchas doncellas enfermaron y murieron después de ser amantes de duendes, especialmente durante el crepúsculo.

En las leyendas irlandesas, las hadas se casan con hombres humanos pero terminan regresando al mar, mientras que en las leyendas japonesas, los duendes se casan con sus prometidas y terminan robando la esencia vital de sus cónyuges. Los niños nacidos de estas uniones suelen ser criaturas solitarias, melancólicas y fantasiosas.

Algunos duendes son benévolos y otros, malignos. En las leyendas populares escocesas, los duendes buenos moran en el Seelie Court, mientras los duendes malos se congregan en el Unseelie Court, junto a la reina oscura Nicnivin.

Un antiguo mito escandinavo habla de los Liosálfar (Elfos de Luz), unas criaturas compasivas que moran en el reino celestial de Alfheim. Y de sus opuestos: los Döckálfar (Elfos Oscuros), que son seres de gran tamaño que viven en clandestinidad y son malévolos.

La grandiosa folklorista inglesa Katherine Briggs se inclinó por eludir las clasificaciones de hadas/duendes en “buenos” o “malos”. Prefirió catalogarlos como “solitarios” o “sociables”.

Ella notó que, en diferentes circunstancias, los duendes son capaces de robar niños tanto como de ser inofensivos o de tener una influencia beneficiosa, permitiendo el crecimiento de las flores o ayudando a los pastores a reunir el rebaño.

Las hadas y duendes solitarios son generalmente asociados a sitios seguros: un pantano, un lago, la corteza de un árbol o el sótano de una casa de familia. En cambio, las hadas y duendes sociables adoran cazar, organizar banquetes, bailar y cortejar a otros duendes o a seres humanos.

En los relatos británicos, franceses, italianos, escandinavos y alemanes predomina un tipo de duende “fiestero”, al que le gustan la juerga y los desfiles.

Otros folkloristas caracterizan a los duendes y hadas por el elemento de su ambiente natural, más que por su temperamento. Recordando a Paracelso, estarías relacionados con la tierra, el aire, el agua o el fuego.

Los duendes de la tierra son más frecuentes en las zonas de Coblynau (entre las colinas de Gales), en Gandharvas (India), Erdluitle (Italia del norte), Maanväki (Finlandia), Thrussers (Noruega), Marzalek (Polonia), Illes (Islandia), entre otras.

jueves, 21 de mayo de 2009

HADA DE LA EXPRESIÓN



Esta es el Hada que ayuda e interviene en las diferentes formas de expresión humana, por ejemplo: en la danza, estiliza la postura dando al cuerpo elongación y gracilidad de movimientos; en la cocina, abre y estimula la percepción de olores y sabores; en lo literario, descubre palabras efectivas y de significación poética para esclarecer un pensamiento; en el arte, afloja los dedos dando soltura a la pincelada o el trazo.

A los actores, les agita la sensibilidad y el poder histriónico. A los amantes, los ilumina e inspira al hacer el amor, a los místicos, los conecta profundamente con el sentir religioso permitiéndoles exponer su corazón a aquellos que los escuchan.

VIDEO: Celtic Music - Musica Celta - King of the Fairies

martes, 19 de mayo de 2009

DUENDES chullachaqui



Los conocía por cuentos de hadas, por caricaturas de libros de mitología, por raptos de la imaginación: de niño, solitario y fantasioso, tengo el recuerdo vagabundo de uno -siempre al costado de un árbol- con cuello de boxeador, orejas de luchador, cabeza reducida y orquídeas en las rodillas... que me instruía en el idioma de los perros; hasta que se esfumó cuando debí partir a las jaulas del colegio. Veinte años después, regresando de un viaje a Choquequirao, tras once horas de caminata, volví a ver uno como un fastuoso gorgojo: un duende de ojos aviesos, primitivo como un dragón de Komodo, pero huidizo y plomizo como un conejo de la suerte.

Aquel fue uno de los destinos -esta palabra es precísima- que más he amado. Llegar a Choquequirao, el santuario de los incas de la resistencia, entre el Cusco y Abancay, fue demoledor. Aunque una vez allí, la recóndita pócima que experimenté es inenarrable: es tan grande y embelesador como Machu Picchu, con la ventaja de que todavía no ha sido explorado del todo, llegan pocas personas y la magia esta a flor de luna.

Pero como las jaulas siempre llaman de vuelta -esta vez las del trabajo- no me pude quedar a vivir. El camino de regreso se me hizo sencillo, abstraído, extasiado y solo con mi fiel mochila. Por eso, no me alegré mucho cuando el último arriero que vi me dijo que solo faltaba media hora para llegar a Cachora, el primer pueblo luego de tres días entre las fuerzas de la naturaleza. Pasaron algunos minutos y en un recodo con una piedra en medio, miré de repente al duende por un cuarto de minuto. No me sobresalté, retrocedí a cuando tenía 5 años y solo reí y reí...

Los duendes juegan, construyen y destruyen las cosas, caminos y sosiegos en todas las tradiciones del mundo, sin excepción: aunque su imagen más popular provenga de la antigüedad celta y escandinava. Pero por mitología comparada se sabe que han existido y coexistido en las cosmovisiones egipcias, hindúes, chinas, africanas; con distintos nombres, pero en esencia con el mismo 'espíritu de cuerpo'.

Son parte de los llamados seres elementales de la naturaleza como las hadas y los elfos; pero asociados a la tierra, a los ambientes naturales apartados, las cuevas, las minas y casas por las que sienten apego. Uno puede verlos en estados ampliados de conciencia (ellos pueden traspasar dimensiones y manejar la magia feérica), con la sensibilidad que brinda la meditación, la pureza de un niño o ciertas facultades que están latentes en todos nosotros, pero que obturamos por la racionalidad que nos imponen desde pequeños.

Pueden ser peligrosos (es la justa razón por la que no son accesibles) y se cuenta de brujos que tienen tratos con los más maléficos y caóticos. Hay que recordar, sin embargo, que en el orden de la creación los hombres estamos por encima y pactar con sus poderes sería como alquilar el alma a un diablillo. (Una vez vi a un seudochamán de sampedro poseído por uno y huyendo; con este asunto no se puede jugar y menos con plantas psicoactivas). Es mejor ser un "buen vecino" con ellos.

En el Perú los duendes más famosos son el selvático chullachaqui, que tiene los pies al revés y que extravía en lo orondo de la selva a los desafortunados, y el minero muqui, que en los socavones de la sierra central tiene un pene como cobra y sus heces son oro en duro; y que recuerda a los koboldes, los enanos mineros germánicos y a los knockers, los diminutos mineros de Gran Bretaña con sus picos áureos.

El duende que vi hace dos años en Choquequirao estaba descalzo, tenía un color venoso, el ombligo salido como una fosa nasal, los cabellos como garras y las manos de ardilla. Y yo solo reía recordando mi niñez cuando desapareció y seguí caminando, pensando en que nadie me iba a creer. Reí una hora entera, media hora más... cuando ya caminaba dos horas y media mi boca estaba entumecida. Media hora más tarde encontré a un hombre en mula y le grité: "Señor, me dijeron que solo faltaba media hora para Cachora y ya llevo caminando tres...". Hizo un rictus indiferente: "Cachora está a tu espalda, te estás regresando a Choquequirao".
Con el tiempo he tenido efímeros contactos con duendes buenos y con otros intermedios.

Ahora último llegué hasta la inhóspita Laguna de los Cóndores, en Chachapoyas, y a mitad de la congelante madrugada escuché una voz de cálida mujer que decía mi nombre con valiente amor. Pero antes de que me hipnotizara, el guía ya había salido a advertirme: "Es una ave que imita la voz de un ser querido o de quien tú más desees y te hace perderte en el bosque de niebla". Los colonos llamaban a esa ave: el duende.

lunes, 18 de mayo de 2009

HOROSCOPO DE LAS HADAS: CÁNCER




HADA NUBYH


Para un verdadero Cáncer, el amor tiene mucho que ver con seguridad. El Hada que rige este signo es NUBYH, es muy potente en otorgar la sabiduría, el empuje y la facilidad de palabra en todos los ámbitos de la vida. Además, tiene mucha relación con afecto, bondad y simpatía. Y por supuesto, tiene relación con la madre. Cáncer es capaz de sentir la intensa pasión de un Escorpio, pero es un signo muy vulnerable y tiende a ser un signo que discierne acerca de dónde debe ser expresada. Muy lento para comprometerse, porque la confianza es algo absolutamente importante para los signos de agua.

Inicialmente, las personas enamoradas tienden a comportarse de una manera similar. Pero si un Cáncer se envuelve en una relación real, el mito de la madre empieza a aparecer. Esto puede significar que necesitan una figura maternal o igualmente que ellos adoptan el papel maternal. Muestra tu dolor, tu debilidad, tu necesidad y te habrás ganado a un Cáncer. Tu fuerza le interesará mucho menos.

No esperes que todo se diga, tendrás que aprender el lenguaje de las señales. Si está malhumorado y resentido, significa que se siente rechazado; si está gimoteando, significa que tiene pena por sí mismo; si está refunfuñando significa que necesita sentirse apreciado; y así, sigue la lista. Trata de confrontar un tema y el cangre-jito se te escapará. Usualmente no entiende qué está ocurriendo. Es sólo uno de sus estados de ánimo.

Tienden a ser leales en sus relaciones. Esto es porque la seguridad es importante. Pero para que sea leal le toma bastante tiempo. Son notorios manteniendo su hogar como base y coleccionando experiencias en el camino. Por el otro lado, si está suficientemente seguro, sabrá exactamente cuáles son sus prioridades. Nada que ponga en vilo su seguridad debe estar cerca.

El divorcio es una experiencia aterradora para ellos. Muchos no se comprometerán para no tener que pasar por la experiencia dolorosa de la separación. Alguna ruptura en el hogar es un trauma. Ninguna separación es fácil para ellos, hasta si han esperado larga-mente por su libertad. Cualquier descarga emocional, desinterés sexual o impotencia, es la manera que tiene para expresar: "Lárgate de aquí". Primero la confrontación es muy dolorosa. Segundo le aterrorizan las opiniones de los demás. Cáncer prefiere quedarse quieto y progresivamente ir cambiando a insoportable hasta que tú seas quien lo expulse. Entonces, no se sentirá culpable.

No toma mucho acabar con una relación, atraparlo en sus sentimientos, ser insensible y frío, destruir sus sueños, esperar que sea fuerte cuando su verdadera fuerza está en su camuflaje y su tenacidad. Traición y lealtad son conceptos muy profundos para los signos de agua. Racionalmente te perdonarán, emocionalmente, nunca.

La necesidad de tener raíces y seguridad le dan una sensación de continuidad. Es muy fácil amar a un Cáncer por su gentiliza, sensibilidad, imaginación, sutileza y su arrojo particular al sentir que su amor corre peligro. Pero es muy difícil soportar los cambios de ánimo y el innato egocentrismo del niño que está eternamente presente en este signo. Sea cualquier papel que tome, de madre o de niño, o ambos, necesita constantemente la presencia del afecto y convicción.

Si eres una de esas personas un poco frías y que se cuida al dar afecto, especialmente si no es correspondido debido al estado de ánimo, aléjate. El Hada te dice que si tienes un corazón cálido y entiendes cómo es la vida desde la perspectiva de este frágil y soñador cangrejo, te sorprenderás. Es magnánimo al ofrecer en sus relaciones su profundo instinto para entender la naturaleza humana y su dolor. Y esto no se encuentra fácilmente.

Estrellas de color verde para ti.

viernes, 15 de mayo de 2009

El vigilante de los elfos



Cuando los Elfos llegaron a la Tierra desde sus inexpugnables moradas, acostumbraron a habitar en medio de los bosques vírgenes. Trataron por todos los medios de mantener alejada a la Gente Grande de allí, y para ello utilizaron a Vigilantes, seres humanos sometidos a los Elfos por poderosos encantamientos. Cuando un ser humano entraba en sus posesiones, los Vigilantes daban aviso a los Elfos y estos, la mayor parte de las veces, los sometían a tormentos despiadados hasta que morían. Sólo los poetas y los soñadores podían tener alguna posibilidad de salvarse de las maldiciones élficas, aunque poco les duraba la suerte si caían en manos de los Vigilantes, celosos de su fortuna y condenados a no poder huir de los Elfos.

Esta es la historia que se cuenta en las cabañas de Irlanda sobre un Vigilante de los Elfos que consiguió escapar:

La princesa Juana vivía en su castillo cercano a los bosques de Carterbaugh, pero el celo de su padre el rey la obligaba a sufrir una clausura más propia de monjas que de muchachas de su edad. Por eso, el día que halló unas piedras derrumbadas en la vieja tapia que rodeaba el huerto no se lo pensó dos veces, se arremangó las faldas y pasó por la oquedad hacia el horizonte verde poblado de árboles que se extendía ante ella. Corrió durante más de media hora, sin atreverse a volver la mirada, temiendo ver a los guardianes persiguiéndola a caballo. Pero esas eran imaginaciones suyas. En realidad los guardianes tenían otras cosas más importantes de las que ocuparse, pues el rey había convocado un importante consejo ante la inminencia de unas violentas revueltas en la comarca.

La princesa Juana se dio cuenta de que se hallaba en el interior de un bosque cuando empezaron a escocerle los arañazos de sus manos y de su rostro. De repente, el sol que lucía al salir del castillo había desaparecido bajo la sombra de los imponentes árboles y de sus apretadas copas. No había sendero para sus pies doloridos, ni banco para reposar, pero nada de eso importaba: la libertad era la libertad. Entrevió un rayo dorado que hendía la húmeda atmósfera entre los troncos grises y las enmarañadas ramas. Se dirigió hacia allí, dejando más retazos de sus prendas enganchados a las zarzas. El sol había conseguido colarse e iluminaba una pequeña pradera con flores azules y violetas. Aquello sí que era belleza y no el ordenado jardín de tulipanes del castillo. Se recostó la princesa, luego, riendo, como una niña, se revolcó sobre la hierba húmeda, y, al fin, se sentó, feliz y risueña. No pudo resistir la tentación de arrancar las flores de tallo más largo, pero se detuvo en seco al escuchar un ruido tras de sí, entre los árboles. El corazón comenzó a latirle deprisa. Escrutó con la mirada todo a su alrededor sin distinguir nada anormal, salvo ramas, hojas y troncos; sombras y luces; crujidos y aleteos; lo normal, se dijo, en un bosque como éste. Pero la voz que escuchó no la esperaba, y le hizo dar un respingo:

Siento deciros que debéis abandonar este lugar cuanto antes, Milady.De un árbol se descolgó un joven, que fue a parar delante mismo de ella. La princesa se puso rápidamente en pie, tratando de recuperar por todos los medios la dignidad perdida.
-¿Y quién me lo ordena, señor?¿Quién osa a decirle lo que tiene que hacer la hija del rey en sus dominios?
-Milady, estos dominios son libres, y por ser libres, pertenecen en exclusiva a los Elfos. Que yo sepa, nadie os ha dado permiso para arrancar esas flores, por muy hija de rey que os considereis.

El joven contestó con arrogancia y con una pizca de furor contenido. Pero todo su aplomo se vino abajo cuando la princesa siguió diciendo:

Mis excusas, entonces, por mi ignorancia. Apenas he salido más allá de los límites de la muralla de mi castillo y no conozco las antiguas costumbres más que lo que cuentan las comadres junto al fuego. Si os he molestado...- y terminó inclinando la cabeza.
-Perdonadme a mí, por mi brusquedad...
-dijo entonces el hombre, mostrando un pesar real, desarmado ante la sencillez de la dama, y deslumbrado por su belleza
- Mi nombre es Tam, y mi trabajo es alejar a los humanos de este bosque, pues soy un Vigilante de los Elfos. Yo debería ahora dar el aviso y apresaros para someteros a su voluntad, mas no temáis, bella dama, que no lo haré. Antes bien, os acompañaré hasta los lindes de Carterbaugh, si aceptáis mi humilde compañía.
-No sólo la acepto, Sire, sino que me agradaría gozar de vuestro acompañamiento por más tiempo, y desearía que aceptárais la hospitalidad del rey y la mía propia, y viniérais a alojaros al castillo.
-Mi Señora... eso no es posible, los Elfos, mis amos, nunca lo consentirían. Estoy condenado a permanecer aquí siempre, salvo que ocurriera algo muy especial que ni soñar puedo.
-Por favor, Sire, decídme qué es necesario para ello, ¿necesitáis riquezas con las que comprar vuestra libertad?¿armas acaso? ¡Decídmelo presto y haré que os lo consigan!

El joven la miró con ojos arrobados, se acercó a ella y la tomó de la mano, haciendo un gesto para acomodarse juntos sobre la hierba.

-Milady, vivo aquí escondido desde muy niño. Soy hijo único y ya he perdido toda mi esperanza de volver a ver con vida a mi padre ni a mi madre. Cuando cumplí doce años insistí para que me dejaran participar en una cacería, a pesar de la oposición inicial de mi padre. Lo logré y a duras penas aguanté unos minutos con el grupo a caballo. Mi inexperiencia, unida a mi arrogancia, me llevaron a perderme por el bosque malmontado en mi cabalgadura. Oscurecía, se levantaba el fuerte viento del norte, no notaba ya las manos desnudas y pronto un calambre me hizo caer de la montura. El caballo huyó relinchando de miedo. Eso es lo último que recuerdo. Cuando desperté me di cuenta de que estaba en posesión de los Elfos. Ellos me criaron y me obligaron a hacer la promesa que desde entonces me ata a su servicio.

El sol que antes iluminaba el claro se había ido apagando. La luz era ahora rojiza. Las flores se habían cerrado sobre sí mismas, esperando la noche.

-Dentro de una horas, Milady, los Elfos, encabezados por su Reina, organizarán una cabalgata para ir a celebrar la Fiesta del Solsticio. Si antes de que amanezca sigo con ellos, estaré definitivamente condenado, sometido a ellos de por vida. Sólo hay una posibilidad, pero es tan pequeña que no merece la pena que os apesadumbre más con mis cuitas, mi Señora, por favor, acompañadme, salgamos de aquí, antes de que caiga la noche.

El joven se levantó con gesto decidido, pero Juana le cogió de la mano y le obligó a seguir sentado junto a ella.

-Confiad en mí, Tam. Una corazonada me dice que nuestro encuentro no ha sido fortuito. Decídme, por lo que más queráis, cuál es esa esperanza de la que habláis, y no me ocultéis nada como me parece que hacéis, quizá pensando que de esa forma me protegéis. Antes al contrario, si no os puedo ayudar, permaneceré aquí hasta que lleguen ellos, y, oídme bien, estoy dispuesta incluso a convencer a la mísmisima Reina de los Elfos de que os libere. Así que, ¡hablad presto, Sire!

La determinación parecía tan firme, su apostura era tan regia, que el joven Tam acabó por ceder, e inclusó llegó a recuperar un atisbo de confianza en la posibilidad de salir de allí.

-Está bien, mi Señora, creo que podemos intentarlo. Escuchad atentamente porque deberéis hacer todo exactamente como os lo diga, de no hacerlo así las consecuencias serían terribles, y no llego a imaginar de qué sería capaz la Reina élfica con una princesa humana bajo su poder... Recordad que nos encontraremos frente a poderes muy antiguos, no hablamos de fuerza ni de inteligencia, así que no tratéis de usar ni la una ni la otra. Ante los Elfos no sirve de nada preguntarnos la razón de lo que vemos, sencillamente lo vemos, sucede y ya está. Y debo preveniros de que os vais a enfrentar a sucesos horripilantes, pero deberéis soportar todas las visiones sin ceder en nada, sin flaquear ni un sólo instante. Pensad que el sufrimiento es tal sólo cuando lo reconocemos así ¿Estáis dispuesta a pesar de todo?

La joven tan sólo pudo asentir con la cabeza, notaba un nudo en el estómago, la lengua paralizada y la boca seca.

-Como os decía antes, esta noche la Reina y su Corte de Elfos pasarán por la encrucijada que hay en el centro del bosque. Irán de camino hacia el castillo en ruinas, donde acude todo el Pueblo de las Hadas a celebrar el Solsticio. Deberéis estar allí, en el cruce mismo, escondida. Veréis a la Reina en cabeza, montada en su caballo y seguida de cerca por un grupo de jinetes. Detrás marchará otro grupo que dejaréis pasar. Por último, yo cabalgaré con los del tercer grupo. Me reconoceréis por mi montura, que será blanca, y por una cinta dorada con la que ceñiré mi cabello. Acercaos entonces, sin mirar atrás, tomad las riendas de mi caballo y detenedlo. Yo me deslizaré de la silla y vos me tomaréis entre vuestros brazos. No me dejéis fuera de vuestro abrazo pase lo que pase, y sobre todo, por lo que más queráis, no habléis, no abráis vuestros labios por muchas visiones terroríficas que contempléis. Porque si eso sucede... Dios no lo quiera, sólo una palabra, y todo resultaría en vano, la desgracia caería sobre vos y sobre mí.

La princesa asentía continuamente, y trataba de dibujar una débil sonrisa que ocultara el temor que sentía en ese momento. Se levantaron y esta vez fue Tam el que cogió su mano y la acercó a sus labios:

-Y ahora debo marcharme. Confío en Vos, mi Señora, si algo saliera mal, con mi vida defenderé la vuestra, no lo dudéis. Y cuando salgamos de aquí, os lo juro por la memoria de mi padre y por esta su espada, seré vuestro esclavo y vuestro paladín.

Dicho esto, echó a correr y desapareció entre los árboles enseguida. La princesa se dió cuenta entonces de que la noche ya se había cerrado sobre el bosque, oscuridad sobre oscuridad, y se apresuró a buscar el camino que la conduciría a la encrucijada. No fue muy difícil, después de unos instantes de aturdimiento. El estrecho sendero pelado, sin hierba, resaltaba por su claridad sobre el resto de la maleza, y lo siguió, hasta llegar enseguida a otro lugar abierto, donde confluían los demás caminos. Allí, detrás de un matorral se escondió, dispuesta a esperar a la Cabalgata de los Elfos, tratando de acallar el ritmo desesperado de su corazón.

No pudo saber cuánto tiempo pasó. Un ruido como de hojas arrastradas por el viento la sacó de su ensimismamiento. Por el camino de su izquierda los árboles parecían moverse. Unas sombras se fueron haciendo cada vez más consistentes. Alguien vestido de un blanco deslumbrante, visible aún en medio de la negrura de la noche, como una fosforescencia venida de otros mundos, apareció ante sus ojos. Se trataba de la imponente figura de la Reina de los Elfos, ataviada con gasas de suaves colores luminiscentes, tan claros que parecían blancos. Sobre su rostro brillaban, fríos, dos ojos verdes como fuegos fatuos. Montaba a la antigua usanza inglesa, a la dama, sobre un soberbio ejemplar negro, tan oscuro que parecía cabalgar sobre el vacío del firmamento. Al pasar a su lado, la princesa se echó a temblar, porque en ese momento la Reina élfica bajó la cabeza un instante, hacia el matorral que le servía de escondite. Afortunadamente, un caballero se adelantó unos pasos colocándose entre ella y la reina, y siguieron su camino. Detrás, el grupo estaba formado por una veintena de elfos y elfas, se oían canciones lejanas y música de laúd y arpa. Pero Juana observó con gran extrañeza que las pisadas de los cascos de los enormes caballos, todos negros, no hacían ningún ruido. Al cabo de un rato que a la muchacha le pareció muy breve, apareció el segundo grupo de jinetes, con los caballos animados en un lento trotecillo. Este grupo resultaba mucho más curioso que el anterior. Supuso que se trataba de los guerreros elfos, pues iban vestidos con armaduras que despedían destellos verdes, como si la luz saliera del mismo metal bruñido. Espadas y lanzas, escudos y jabalinas refulgían como estrellas de plata. Algunos lucían yelmos coronados por impresionantes penachos, plumas flamígeras y cabezas de dragones y murciélagos. Otros llevaban los joviales rostros descubiertos y sus dientes también brillaban con una extraña blancura fosforescente. Los caballeros élficos gritaban y reían a carcajadas, y con ellos cabalgaban tanto en sus propios caballos como a las grupas de los de los hombres, hermosas damas ataviadas con vaporosos vestidos de cortesanas. En torno a ellos, por debajo de las largas patas de los caballos, sujetos a las crines y a las colas, dando brincos circenses, una tropa de hombrecillos grotescamente ataviados correteaba de aquí para allá, parloteando incomprensibles jerigonzas con voz chillona, cantando y soplando flautas de todos los tamaños y formas. Cuando desaparecieron por el recodo del camino que se internaba otra vez en el bosque, el silencio parecía sepulcral después de tal algarabía. Los minutos se alargaron ahora. El tiempo no avanzaba, y Juana comenzó a sospechar que todo había acabado, y ella había sido objeto de las bromas de los Elfos, incluido el hombre que dijo llamarse Tam. A punto estaba de levantarse cuando escuchó, esta vez claramente, el sonido de los cascos de los caballos. Pero en esta ocasión no eran elfos, sino seres de carne y hueso, a juzgar por el profundo retumbar de las pisadas de las bestias. Apareció por fin el tercer grupo, formado en su totalidad por hombres con los rostros al descubierto, serios, tristes y absolutamente silenciosos. Los caballos eran de distinta pelambre, y entre todos ellos destacaba un animal blanco montado por Tam, quien, como prometió, lucía en su frente una banda dorada. Haciendo acopio de valor, Juana salió de su escondite y se dirigió con paso decidido hacia el corcel blanco. Tuvo que esquivar a varios caballos, y ninguno de los jinetes parecía ver lo que sucedía delante de él. Tampoco Tam la miró cuando se puso a andar a su lado, antes de coger las riendas. Luego tiró de la brida y el animal, piafando nervioso, se detuvo. Tam parpadeó un momento, como si despertara de un sueño, levantó la pierna contraria por encima del lomo del caballo, y se deslizó a este lado hacia el suelo, yendo a parar, de pie, entre los brazos de Juana. ¿Tan sencillo había sido? -se preguntó la muchacha- ¿ya había terminado todo?

Entonces, un viento de tempestad se levantó al instante, el aire se puso a silbar como mil serpientes al unísono, y las copas de los árboles se azotaron unas a otras, provocando un estruendo enorme, a la par que los rayos chasqueaban sobre ellos y los truenos retumbaban ensordecedores. Como surgido de la misma noche, un enorme potro negro pareció volar hasta donde estaban la princesa y el vigilante. Los belfos de la bestia lanzaban espumarrajos, sus relinchos destrozaban los tímpanos y sus cascos brillaban como si estubieran envueltos en metal. Montada a horcajadas sobre la inmensa cabalgadura, la Reina de los Elfos reía y gritaba con voces de locura, y su mirada era capaz de helar a quien la contemplara. Hizo corcovear al cuadrúpedo infernal y ponerse de manos a un palmo de la cara anonadada de Juana, pero la muchacha consiguió dominar el miedo, o quizá el miedo la atenazaba en su sitio ante la visión demoníaca de la Elfa. Cuando creía que iba a volverse loca, algo frío y pringoso se movió entre sus brazos, y el horror se quintuplicó: ¡Tam había desaparecido y en su lugar un lagarto gigantesco se debatía por escapar, arañándole y rozándole con la lengua bífida! Apenas pudo reprimir la naúsea, y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no soltar a ese aborto de dragón en que se había convertido el joven. Pero no acabó allí el pánico, lo que vino después fue peor. El lagarto perdió sus patas y alargó su cuerpo. Se transformó en una interminable serpiente verdeamarillenta, de escamas brillantes, que le atenazó la cintura y las piernas con sus anillos, con la intención de ahogarla para clavarle los dos afilados colmillos venenosos que en ese momento lucía ante los ojos desorbitados de la infeliz dama. Nada parecía ya capaz de superar tal pavor, cuando la serpiente desapareció y, en su lugar, encima de los brazos desnudos de Juana, comenzó a arder un gran pedazo de carbón al rojo vivo, llagándole la piel abrasada. Temblando por el tremendo esfuerzo, la pobre muchacha aún consiguió aguantar el dolor el tiempo suficiente para que las lágrimas que caían abundantes de sus ojos fueran apagando con un siseo la turba, mientras se oía la voz estridente de la Reina de los Elfos:

-Está bien, lo habéis conseguido. Habéis logrado vencer a la Reina de los Elfos. He cometido un error que nunca volveré a cometer: he infravalorado tu valor, el valor de una mujer humana. La verguenza y el orgullo herido son ahora mi penitencia, por encima de mi odio y mi afán de venganza. Pero huid, rápido, marchad lejos de aquí. El deseo de volver a encontraros dentro de mis dominios mantendrá mi ira encendida, y si tal ocurre, si volvemos a encontrarnos, creedme que no se habrá visto hasta entonces una venganza igual ni en este mundo ni en los otros.

El caballo negro se encabritó una vez más, una llamarada verde iluminó los ojos de la Reina élfica, y los árboles parecieron abrirse como una cortina que engulló a la oscura aparición.

Al cabo de un tiempo, por un extremo del bosque de Carterbaugh, salieron un hombre y una mujer. Caminaban a duras penas, apoyándose el uno en la otra, en dirección al castillo cercano, cuando una tropa de soldados les dió el alto. Los hombres armados tardaron más de diez minutos en convencerse de que aquella joven vestida con harapos, de rostro demacrado, ojos enrojecidos, mechones blancos en el cabello y mirada demente, decía la verdad cuando se presentó como la Princesa Juana. Al cabo de muchos años, todos en la comarca la recordaron como la Princesa que venció a la Reina de los Elfos.

Y así ha llegado la leyenda hasta nosotros, y así permanecerá, sea con estas u otras palabras. Si peligrosos son algunos bosques, también el fondo de los lagos de las montañas pirenaicas encierra terribles misterios. Escuchad ...

jueves, 14 de mayo de 2009

HADA DE LA PRIMAVERA



Brawen Debido a su juventud y hermosura, los antiguos celtas consideraban a Branwen, hija del Dios de las aguas Manannan y esposa del legendario rey irlandés Mathowch, el símbolo de la primavera repleta de vida y color. En la mitología celta, Branwen es una de las tres matriarcas de Bretaña y Diosa del renacimiento y de la regeneración. Por ello, uno de sus atributos es el caldero, que, al igual que el Grial, contiene la esencia misma del despertar y la vida.

El hermano de Branwen es Bran, Dios del sol y Señor de la profecía y las artes, así como de las batallas. Branwen se enfrenta a Caillech, la Reina del invierno, en el festival de Beltaine (uno de mayo), que da la bienvenida a la primavera. En la contienda sale vencedora Branwen, que, sentada en su trono de flores, pasa a presidir el ritual en que se encienden hogueras coronadas con largas pértigas, símbolos de los robles sagrados. Dado que la primavera se ha interpretado, tradicionalmente, como la metáfora del despertar de la pasión amorosa, hay quien compara Branwen con la Diosa griega Afrodita (Venus para los romanos), Diosa del amor.

Lo cierto es que los jóvenes enamorados acuden a ambas diosas para rendirles culto y recibir sus dones. Afrodita, al igual que Branwen, regia también la fiesta de la primavera, que en la antigua Grecia se celebraba el uno de abril. En este festival, no solo se celebraba la gracia y la hermosura de la naturaleza, sino también el amor imperecedero y el deseo amoroso, que, según se creía, rebrotaba con fuerza en esta estación del año. Por su identificación con la Diosa grecorromana, Branwen se conoce también con el nombre de " Venus de los mares y de las tierra del norte”. En algunas culturas, la reina de la primavera se considera el heraldo del Dios del sol, al que precede o sigue en su aparición. Según una antigua leyenda, equivalente a la de la Diosa griega Afrodita, Branwen surgió de las aguas del mar, alumbrado por los rayos del sol. Los colores que se atribuyen a Branwen son el rosa, verde y el azul celeste y las piedras preciosas, el aguamarina y la turquesa, Branwen es, además, un símbolo claramente femenino y se erige en guardiana de la fecundidad.

Las Hadas del Verano : El 21 de junio, cuando el sol alcanza su máxima separación boreal, llega el verano y muchas plantas y flores, como la hierba de san Juan, el botón de oro, la hierba de san Roberto, el nomeolvides, la amapola, la dedalera, el trébol blanco, el solano, el brezo, la hierba de carpintero, la escabiosa, y tantas otras, crecen en todo su esplendor gracias a la energía de sus hadas guardianas, que ayudan a transmutar sus elementos químicos. Las hadas de las flores aman esta estación del año y se entregan a toda clase de juegos.

Se persiguen unas a otras, se columpian de las ramas de los árboles o hacen cabriolas en el aire para demostrar su alegría veraniega. En las horas de descanso, se tienden en los prados para degustar sabrosos frutos y exquisitos pasteles, luego toman baños de sol, sestean o se balancean sobre las aguas de los arroyuelos, hasta que llega la gran fiesta del verano, la noche de san Juan, la más corta del año.

Esta celebración mágica da comienzo en el ramaje del limero, de donde descienden las hadas, una a una, para formar un corro en torno a una resplandeciente hoguera de ardientes y purificadoras llamas que invitan a las hadas a danzar alrededor del fuego. Y las hadas giran y giran, cada vez más rápido, al tiempo que entonan cánticos de júbilo con sus suaves voces, hasta que llegan las primeras luces del alba y cada una regresa a su flor o a su planta. Y es que la noche de san Juan esta llena de magia: las propiedades curativas de las hierbas son mejores, las plantas crecen con mayor empuje y pueden suceder todo tipo de acontecimientos sorprendentes; por ejemplo, que los humanos vean a las hadas, que durante el resto del año permanecen invisibles para ellos. Esta celebración feérica del solsticio de verano tiene su parangón en la tradición celta con Lughnasadh o fiesta consagrada al dios irlandés Lug, LLew en Gales, y Lugus en Bretaña. En otras culturas, todavía hoy se celebra la vigilia de san Juan con grandes hogueras, fuegos artificiales y atronadores petardos, que dan la bienvenida al verano.

martes, 12 de mayo de 2009

ORIGEN DE LOS ELFOS



La literatura fantástica moderna ha recuperado a los duendes como una raza de seres semi-divinos, de estatura humana. Los duendes ficticios difieren de los duendes descritos por la mitología nórdica, aunque ambos se vinculan con creencias populares. Sin embargo, los personajes mitológicos tenían pocas probabilidades de entrar por la noche para ayudar a un zapatero a reparar sus zapatos atrasados…

Los duendes de austero estilo nórdico y estatura humana fueron introducidos por Paul Anderson en su novela fantástica “La espada rota”, hacia 1954.

Este autor fue uno de los precursores en recuperar la figura “duendesca” para la ficción contemporánea, aunque su obra resultó más tarde eclipsada por las criaturas de Tolkien, también durante el siglo XX.

Los duendes del irlandés Tolkien fueron concebidos como una raza de seres con aspecto similar al de los humanos pero más justos y sabios, con grandes energías espirituales, sentidos más agudos y una empatía con la naturaleza.

Para Tolkien, los duendes eran maravillosos herreros y guerreros feroces, pero por una buena causa. Los elfos de la Tierra Media eran inmortales: no eran vulnerables a las enfermedades ni a los efectos de la vejez.

Aunque podían morir en batalla igual que los seres humanos o fallecer de pena, sus espíritus iban a vivir a una tierra bendita, en la región occidental, llamada Valinor. Por el contrario, las almas de los seres humanos salen del mundo enteramente.

lunes, 11 de mayo de 2009

HADA ALEGRE



El espíritu intrínseco de la Alegría recibe este nombre, Pure Joy. Es la felicidad en estado puro, intacta, a veces infantil y siempre saludable. No reconoce fronteras de edad ni de condición social, ni tampoco es privativa de mundo físico alguno, las hadas poseen una alegría natural que se manifiesta en todas sus acciones, y el hombre nace con la misma dote, pero si no la sabe cuidar es posible que la pierda. Aquí interviene muchas veces el Hada Pure Joy, tratando de evitar esta pérdida.

¿Cómo lo hace? En momentos de tristeza, hace aparecer en la mente del hombre diferentes imágenes graciosas o recuerdos felices, diluyendo la tristeza al menos por unos momentos.

Está siempre presente entre los niños, y se cree que muchas veces toma la forma de uno de ellos para intervenir en sus juegos. Suele vivir entre las flores, y también se esconde en troncos caídos cercanos a patios o lugares donde los niños se reúnen a jugar, y algunos dicen haberla visto bajo pupitres en algún aula escolar.

sábado, 9 de mayo de 2009

DUENDES ESCANDINAVOS



En el folklore escandinavo, que combina elementos de la mitología de los nórdicos y del Cristianismo, existe un duende danés llamado “alv” en noruego y “älva” en sueco.

En Dinamarca y Suecia, los duendes son seres parecidos a insectos alados. Por ejemplo, el “alf” encontrado como personaje en el cuento de hadas “El duende de la Rosa” -escrito por el famoso autor danés Hans C. Andersen- es tan minúsculo que puede vivir dentro de una rosa doméstica. En ese relato, es descrito como un ser que “tiene alas que van desde sus hombros hasta sus pies”.

Andersen también escribió sobre los “elvere” de la colina “elfin”. Los duendes en esta historia son similares a los del folklore danés tradicional: eran hermosas mujeres que vivían en colinas de canto rodado, capaces de hacer danzar a un hombre hasta la muerte.

Las “älvor” suecas eran hermosas muchachas que vivían en el bosque, junto con el rey duende. Eran longevas y alegres. Generalmente, los duendes son representados con cabellos radiantes y vestidos de blanco. Pueden ser realmente repugnantes cuando son ofendidos.

En las antiguas leyendas, los duendes pueden ser agentes propagadores de enfermedades; la más común e inofensiva es la erupción cutánea, llamada “älvablåas” (soplo de duende). Para apaciguarlos, se le ofrecían alimentos, preferentemente de mantequilla.

Los duendes podían ser vistos bailando sobre los prados, de noche o en mañanas de neblina. Dejaban una especie de círculo donde habían bailado, que luego fue llamado “älvdanser” (danzas del duende) o “älvringar” (los círculos del duende). Se creía que orinar en estos lugares causaba enfermedades venéreas.

Si un ser humano observara la danza de los duendes creería que pasaron unas pocas horas, cuando en realidad habrían sido muchos años; este fenómeno fue desarrollado también en El señor de los anillos, cuando la comunidad del anillo descubre que el tiempo parece haber transcurrido más lentamente en la ciudad de los duendes de Lothlórien.

Sin embargo, los duendes no siempre eran jóvenes y hermosos… En la colección de cuentos populares suecos “La pequeña Rosa y la gran Leda”, una dama-duende de grandes poderes mágicos (älvakvinna) salva a la heroína -la pequeña Rosa- con una condición: que los ganados del rey se alimentaran en los campos aledaños a su colina, pero no cerca de la misma. Se la describe como una mujer de edad avanzada.

viernes, 8 de mayo de 2009

HADA DE LA HONESTIDAD



A través de esta mirada al mundo feérico, podemos comprobar que los ojos son verdaderamente el espejo del alma. Los de esta Hada reflejan nuestras almas y corazones, y no podemos esconder nada de ellos.

El Hada Honesty, o Hada de la Honestidad no es una criatura de enjuiciamiento o acusación, en realidad es compasiva y amigable y puede ver a través de todas nuestras motivaciones y llegar al fondo de cualquier cuestión.

Siempre vendrá en tu ayuda cuando necesites claridad, particularmente cuando tus impresiones o motivos no están definidos completamente. Nos enseña a ser comprensivos con nosotros mismos, y corrobora si hemos aprendido bien sus lecciones, pero sólo siendo honestos, claros y afectivos con nuestro propio espíritu podremos otorgar a los demás estos maravillosos dones que percibimos de ella. De algún modo, esta honestidad es una docencia permanente para con nuestros hijos, amigos, semejantes y humanos en general. El Hada es siempre sincera, además es la única forma en la que puede ayudar de verdad.


Jamás dice lo que quieres oír, sino lo que es cierto, pero no lo hará si no se lo pides. La decisión siempre es tuya, te responderá cada vez que la invoques, pero debes estar preparado para la cruda verdad, sin barnices de complacencia ni falsas apreciaciones. Lo que obtendrás de ella será su opinión valedera, y su ayuda si necesitas corregir tu acción. Sólo con mirar en sus ojos, verás tu alma así tal cual es, desnuda, frágil, primitiva.

VIDEO: Ext Normal, Fotografías de Hadas REALES

miércoles, 6 de mayo de 2009

DUENDES NÓRDICOS, PARTE 2



Un poema compuesto en el año 1020, el “Austrfaravísur”, cuyos versos narran el viaje de Þorðarson de Sigvatr, menciona que su protagonista, como era cristiano, había sido rechazado en una casa pagana, en Suecia, porque un “álfablót” (sacrificio de los duendes) lo había conducido hasta allí.

Sin embargo, no se ha encontrado ninguna otra información confiable en cuanto a la implicación de un “álfablót”, aunque probablemente estén relacionados con el ofrecimiento de alimentos a las divinidades. El folklore escandinavo contemporáneo conservó la tradición de sacrificar ganado y comida para captar la benevolencia de los duendes.

Las ofrendas las hacían en la época del año cerca del equinoccio otoñal porque estaban asociadas a los duendes de la fertilidad y de los antepasados. Además, la saga de “Kormáks” se considera como un sacrificio a los duendes que aparentemente podían curar severas heridas de batalla: cuenta la leyenda que Þorvarð ofreció un banquete de carne de toros a los duendes -bañando las colinas con su sangre- para poder sanarse.

Los duendes escandinavos eran del tamaño de un ser humano. Los hombres que tuvieran idéntico tamaño podían ser elevados a la fila de duendes después de su muerte, tal como sucedió con el pequeño rey Olaf y el héroe Völund, que fue bautizado como el “gobernador de duendes” en el Völundarkviða.

Incluso era posible el apareamiento entre los duendes y los humanos en las antiguas creencias de los nórdicos. Un caso aparece en saga de Hrólf Kraki 's, donde el rey danés Helgi encuentra a una duende-mujer vestida de seda, la mujer más hermosa que había visto, y mantiene relaciones íntimas: la viola y meses más tarde ella concibe a Skuld, quien contrajo matrimonio con Hjörvard, el asesino de Hrólf Kraki.

Dado que Skuld era mitad-duende, era experta en brujería. Su poder era tal que resultaba invencible en batalla. La única manera de derrotarla era capturándola antes de que ella convocara a sus ejércitos.

Otro caso era el del héroe Högni, cuya madre era una reina humana y su padre -según el Thidrekssaga-, era un duende de nombre de Aldrian.

Existe también en el Heimskringla y en las historias de Víkingssonar la saga de los Þorsteins, una casta de reyes locales que gobernaron sobre Álfheim (que corresponde a una actual provincia sueca, Bohuslän). Como llevaban sangre de duendes en las venas, se dice que fueron más hermosos que la mayoría de los hombres.

Por último, la tierra gobernada por el rey Alf fue llamada Alfheim. Sus descendientes estaban vinculados con los duendes; su último rey se llamó Gandalf.

martes, 5 de mayo de 2009

DEVAS



Las Devas son Hadas muy pequeñas que aparecen como muy brillantes esferas de luz.

Cuando la luz se atenúa un poco, se dice que puede verse su cuerpo, levemente dorado y vistiendo hermosas y transparentes batas. Son espíritus naturales, que muestran interés en los humanos, pero son muy tímidas. La palabra Deva proviene del persa y significa "la brillante", lo cual es descriptivo de su aspecto y apariencia. Alguna vez fué un término genérico para toda la vida feérica, pero al expandirse el mundo civilizado hacia el Oeste, primero a Grecia y luego hasta Bretaña, se transformó en un término asociado con los seres más elementales y puramente espirituales.

En la mitología Hindú se las suele conectar con el Destino, el Karma y los ciclos de la vida, tomándolas como mediadoras entre la humanidad y los designios desconocidos de los Dioses.

Las devas viven en el ambiente natural y siempre parecen ser uno con el entorno. Habitan los lagos, árboles o bosques, y tienen diferentes vibraciones de energía dependiendo del lugar donde eligen vivir. En Inglaterra se dice que aún pueblan el Bosque de Epping, uno de los más antiguos de la Isla. Son, como dijimos originarias de Persia, pero también se encuentran raíces de estas entidades en Grecia y en la Isla de Man, Inglaterra.

lunes, 4 de mayo de 2009

DUENDES NORDICOS, PARTE 1



La descripción más temprana de los duendes proviene de la mitología nórdica. De allí se conserva el nombre “álfar”, aunque la creencia en estas criaturas maravillosas era muy común entre las tribus germánicas y los antiguos escandinavos.

Los duendes parecen compartir muchas características con los seres humano, con la diferencia de que aquéllos son siempre muy hermosos. Suele aludirse a estas criaturas como seres semi-divinos asociados a la fertilidad y al culto de los antepasados. Se los relaciona con la creencia animista y espiritista de la naturaleza y de los difuntos, muy común en casi todas las religiones humanas. Allí se remonta la vieja creencia nórdica en los fylgjur y vörðar, espíritus protectores.

Algunos investigadores sostienen que los duendes son el equivalente germánico de las ninfas de la mitología griega y romana, así como el “vili” y el “rusalki” de la mitología Eslavita.

El mitógrafo e historiador irlandés Snorri Sturluson se refiere a los enanos (“dvergar”) como los “duendes oscuros” (“dökkálfar”) o “duendes negros” (“svartálfar”); si este uso refleja una creencia escandinava medieval más amplia, esto es incierto.

Los duendes que no son oscuros son descritos por Snorri como “duendes de la luz” (“ljósálfar”). Este uso ha estado conectado a menudo con la relación etimológica de los duendes con la blancura. En las Eddas se afirma que “hay un lugar allí en el cielo que se llama la casa del duende (Álfheimr).

La gente que vive allí es conocida como “los duendes ligeros! (ljósálfar) mientras que los duendes oscuros (dökkálfar) habitan bajo la tierra.

La certeza de la existencia de los duendes en la mitología nórdica -además de la labor de Snorri- se funda en la poesía “Skaldic”, el Edda poético y las sagas legendarias. Aquí, los duendes aparecen vinculados al “Æsir”, particularmente con la frase “Æsir y los duendes”, que significa “todos los dioses”.

Además, estos seres mágicos han sido comparados o identificados con los “Vanir” -los dioses nórdicos de la fertilidad- por algunos eruditos. Sin embargo, en el Alvíssmál (los Refranes de Todos los Sabios) los duendes son considerados muy ajenos a “Vanir” y a “Æsir”. Por lo tanto, existen diferentes versiones sobre su procedencia y función natural.

Posiblemente, tales palabras designan una diferencia en el estatus que existe entre los dioses principales de la fertilidad (el Vanir) y los de menor importancia (los duendes).

Varias fuerzas menores, tales como los criados de los dioses, se presentan en los mitos nórdicos Byggvir y Beyla, que mencionan la existencia de “Freyr”, el señor de los duendes.

Algunos especulan que “Vanir” y los duendes pertenecen a una religión nórdica anterior a la edad de bronce escandinava, y que fueron substituidos más adelante por los dioses principales “Æsir”.

Otras notables investigaciones -especialmente las de Georges Dumézil- discuten que el “Vanir” fuera uno de los dioses de los hombres nórdicos comunes, y que el “Æsir” fuera el dios de las castas de sacerdotes y guerreros.

VIDEO: duendes y hadas en peña de lobos

sábado, 2 de mayo de 2009

HOROSCOPO DE LAS HADAS: GÉMINIS



HADA ARGAY


Popularmente se dice que los Géminis se llevan bien con los otros signos de aire: Libra y Acuario. Suena bien, pero lo más seguro es que aburran uno al otro en la mayoría de los casos. El Hada que los rige se llama ARGAY, ella es muy potente que emite vibraciones para el brillo y la confianza, también para a limpieza del alma, nos otorga la modificación de los distintos avatares de la vida diaria. Géminis se siente más atraído por los signos de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis, que están más en contacto con sus sentimientos.

La pasa bien difícil cuando tiene que lidiar con sus sentimientos, sea para entenderlos o para expresarlos. Encuentra fascinante a los signos de agua por el desinterés en las explicaciones racionales y encantado con la falta de temor acerca de sus propias emociones.

Esta unión lo que produce algunas veces es vapor, niebla o bruma. La vida de los Géminis está profundamente inmersa en los planos emocionales. Por esto, la mayoría de las veces aterriza en relaciones con personas muy en contacto con sus sentimientos.

Géminis está tratando de resolver los misterios de las múltiples personas que percibe ser, busca resguardo y seguridad emocional, que lo ayude a sentirse menos fragmentado. Si halla a alguien que ame sus múltiples facetas, entonces, tal vez, aprenda a amarla. Amar a un Géminis tiene dos vías. Una vía te lleva hacia un compañero emocionalmente frustrado, hambriento de afecto y de intimidad, rechazado y reprimido.

Géminis se sentirá, por su lado, oprimido, aburrido, sofocado y enjaulado. Al final, los dos se sentirán culpables. La otra vía te lleva hacia la comunicación y el entendimiento. Géminis se asentará en esta relación y mirará un poco más hacia su interior. Empezará a descubrir su sensibilidad, que siempre obvia y este hallazgo -ellos también tienen sentimientos- los ayudará a ser más comprensivos con las otras personas. Ellos atraen personas que son profundamente maternales, preocupadas y condescendientes. No obstante los Géminis permanecen como niños toda su vida.

Ellos tienen un código ético muy exigente en sus relaciones. Aun-que son muy evasivos y les molesta profundamente ser cuestiona-dos acerca de sus secretos, nunca mentirá deliberadamente o perderá su integridad. Hacen esfuerzos sobrehumanos para vivir regidos por estos valores éticos y fallan porque estos mismos valores no permiten que la persona actúe inconsistentemente. Si le dices: "me has estado ignorando toda la noche", te contestará con una evasiva, porque sabe que tiene muchas respuestas en la manga, pero no sabe realmente qué es lo que siente. La mayoría de las veces no sabrá ni de qué estás hablando.

Géminis no soporta que lo estén sicoanalizando, porque tiene terror a lo que encontrarán debajo. Además, ellos tienen el don del análisis y con decirle el nombre del problema, ellos empezarán a examinarlo con su ágil mente. Claro, que este análisis intelectual no lo ayudará. Inventará algo. O no dirá una palabra, o simplemente se irá. La verdad es que no comprende y lo que no comprende lo aterroriza. Ten compasión.

Ellos necesitan mucha cuerda. El compromiso no es para ellos. Si eres una persona muy sentimental o emocional, asegúrate de tener tu propia vida, Géminis no cargará con tus necesidades emociona-les. Simplemente, no puede. Debes aprender algo de ellos: dejar las cosas y permitir que tenga su aire, si no tendrás a un Géminis sicológicamente asmático.
Géminis siempre será un reto, nunca aprenderá a explicar el por qué de su actitud y nunca disfrutará de una escena emocional demasiado dramática.

Esta Hada te dice que te encontrará a mitad de camino, porque es el transformador o el intérprete que alquímica-mente hará los cambios y te mostrará donde el aire es más puro. Estrellas de color azul para ti.

viernes, 1 de mayo de 2009

TROLLS



Se cree que durante la Primera Edad de las Estrellas, en los profundos pozos de Angband, Melkor el Enemigo crió una raza de caníbales gigantes que eran feroces y fuertes, pero sin inteligencia. Estos gigantes de negra sangre fueron llamados trolls, y durante cinco Edades de las Estrellas y cuatro Edades del Sol cometieron todos los actos malvados que su escasa inteligencia les permitió. Se dice que los trolls fueron criados por Melkor porque deseaba tener una raza tan poderosa como la de los gigantes ents, los Pastores de Árboles. Los trolls doblaban en estatura y corpulencia a los hombres más grandes y tenían una piel verde y escamosa que era como una armadura.

Eran duros y resistentes como la roca, pero en la brujería que les dio origen hubo un fallo fatal: temían a la luz. El sortilegio de su creación se realizó en la oscuridad y, si la luz caía sobre ellos, era como si el sortilegio se rompiera y la coraza de su piel crecía hacia adentro. Sus entidades malignas y sin alma eran aplastadas y se convertían en piedra muerta.La estupidez de los trolls era tan grande que muchos no podían ni siquiera aprender a hablar, mientras que otros tan sólo sabían los rudimentos de la Lengua Negra o el dialecto de los Orcos.

Aunque todo su poder a menudo no servía de nada absolutamente contra alguien listo e inteligente, los trolls eran temidos y con razón en las cavernas montañosas y en los bosques sombríos. Lo que más deseaban era una dieta de carne cruda. Mataban por placer, y sin razón aparente -a no ser una avaricia sin fines concretos- almacenaban tesoros que cogían a sus víctimas. Pero se cuenta que Sauron no estaba satisfecho con la maldad de aquellos siervos y buscó un mejor uso para su gran fuerza. Fue así como Sauron crió trolls de gran astucia y agilidad, que podían resistir la luz del sol. A éstos los llamó olog-hai, y fueron grandes criaturas con la capacidad mental de un humano malvado.

Armados con colmillos y garras, como los otros trolls, llevaban también escudos negros, enormes y redondos, y esgrimían poderosos martillos. Durante la Guerra del Anillo, en los Campos del Pelennor y ante la Puerta Negra de Mordor, el terror de estos seres salvajes causó una tremenda destrucción. Pero los abominables trolls estaban dominados por un poderoso sortilegio y, cuando el Anillo fue destruido y Sauron pasó a las sombras, el sortilegio se rompió. Los olog-hai comenzaron a vagar como si les hubieran arrebatado los sentidos; y, a pesar de toda su fuerza, fueron dispersados y aniquilados.